El Carnaval ha sido una fiesta de mucha tradición en Melilla y hasta que la dictadura franquista lo prohibió fueron celebradas por los melillenses con gran animación. Estas fiestas en honor a Don Carnal se inician, el sábado, con el Pregón y el Concurso de Disfraces, para celebrar el domingo la colorida y animada Cabalgata del Carnaval.
El colofón final de estas jornadas carnavaleras lo pone el tradicional Entierro de la Sardina.
Orígenes del Carnaval de Melilla
En principio estas fiestas se desarrollaban exclusivamente en Melilla la Vieja y ya en tiempos de la Guerra de Margallo existían dos asociaciones que organizaban bailes y festejos como eran el Circulo Militar y el Circulo Amistad, este de carácter civil. Posteriormente el Casino Militar y el Circulo de Unión y Recreo toman el relevo a la hora de las fiestas y saraos. Estas celebraciones debían cumplir con el bando que solía emitir el Comandante General sobre uso de disfraces y máscaras o la prohibición de ir enmascarado a partir del anochecer fuera de los locales donde se celebraran bailes.
A primeros del siglo XX ya tenemos noticias de murgas y estudiantinas que amenizaban el carnaval. En 1903 empezó a celebrarse el llamado 'Entierro de la sardina' con una procesión por las calles del recinto amurallado que terminó en la Plaza de los Algibes. En 1904 incluso tuvimos la actuación de grupos de húngaros que hacían bailar a osos amaestrados. Con el desarrollo del barrio del Polígono, el carnaval también empezó a celebrarse entre sus vecinos que organizaban bailes populares y en algunos bares y cafés de la zona. En estos primeros años del siglo actuaron murgas como: 'Sangre roja española', 'El Telegrama del Rif', 'Los Viejos Verdes', 'Caballeros Pobres' o 'El Manicomio Central'.
Los oficiales jóvenes de la guarnición eran puntales de estas fiestas dada la escasa población civil de Melilla. En el Telegrama se recogen comentarios sobre la falta de mujeres en los bailes lo que hacía que estos fueran poco lucidos. Conforme aumentó la población y se fueron creando nuevos barrios y asociaciones ciudadanas aumentó el número de bailes. Así fueron organizando bailes el Casino Español, Circulo de Cultura Popular, Centro de Dependientes de Comercio y los casinos de las barriadas. El casino de Cabrerizas, antecedente de la Peña Colón, empezó a organizar carnavales en 1932. En estos mismos años la Asociación de la Prensa organizaba un baile de máscaras que era uno de los grandes acontecimientos sociales del carnaval.
Con la construcción el Parque Hernández, su paseo central se convirtió en lugar de reunión y desfile de disfraces y murgas que ya recorrían el recinto en carrozas. Cuando se abrió la Avenida también empezó a utilizarse para la cabalgata. En 1911 causó sensación la carroza patrocinada por 'La Reconquista'. Esta carroza exhibía propaganda y productos del mencionado comercio y fue recorriendo el 'circuito oficial' regalando juguetes y detalles a los espectadores.
Estas murgas o comparsas desfilaban cantando 'picarescos tangos' según expresión del Telegrama del Rif. En el carnaval de 1915, por unos de estos picarescos tangos fue detenido el director de la comparsa 'Los botijistas' y el resto de la comparsa se hizo detener también por solidaridad con su director. Estas murgas podían ir pidiendo 'donativos' al público que a veces se destinaban a buenas obras como la comparsa de 1912 'Los Trovadores del Rif' que ofrecieron lo recaudado para los heridos de la campaña del Kert. Otras veces supongo que los donativos serían para vino porque ir de carnaval sin un poquito de alcohol tampoco tiene gracia.
En estos primeros años destacaron dos autores carnavaleros en Melilla. Antonio Avalo que dirigió las agrupaciones 'Los zapateros chirigoteros' en 1911 y 'La juventud obrera' en 1912 mientras que Juan Urdiales dirigió 'Los mineros del Rif' en 1911 y 'Los astros del universo' en 1912. Desgraciadamente no he encontrado letras de sus cancioncillas.
Con la llegada de la República y el Ayuntamiento democrático, las nuevas autoridades se volcaron con las fiestas y en 1932 se organizó un gran número de actos para realzar el carnaval. Hubo concursos de escaparates, se iluminó la Avenida, hubo desfile de carrozas con la Miss Melilla, o 'Señorita Melilla' que era como se le denominaba, de aquel año presidiendo la carroza del ayuntamiento y las mises de los barrios en las demás. El concejal Luis Navarro, presidente de la comisión de turismo, marchó a la zona francesa de Marruecos para promocionar estas fiestas y atraer turistas a la ciudad, empeño en el que todavía andamos metidos sin gran éxito.
Con la dictadura franquista se prohibió el carnaval, aunque ya en 1922 también se suspendieron por la situación que se vivía en la ciudad y el resto del país. De todas formas, en casinos y asociaciones se siguieron celebrando bailes de disfraces como en la Peña Colón y, según me cuentan, siempre había personas que a despecho de las prohibiciones salían disfrazados por las calles teniendo que ir escapando de los guardias como parte del espectáculo.
Con la restauración de la democracia volvió el carnaval a nuestras calles viviéndose muy buenos momentos y disfrutando de grandes agrupaciones melillenses durante bastantes años aunque ahora parece que el carnaval, como el resto de la ciudad, ha perdido parte de la chispa, la alegría y la independencia que estas fiestas merecen.
Por Carlos Esquembri, publicado en surdealboran.blogspot.com
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