Fiestas, Ferias, Romerías... de Ponga

Lamentablemente empezó a decaer con rapidez hasta casi desaparecer en los años veinte del pasado siglo.

Gracias a su protección y declaración como fiesta de Interés Turístico Regional, hoy sobrevive pero únicamente en tres pueblos: San Juan de Beleño, Sobrefoz y Sellaño, si bien este último traslada la fecha al domingo de Carnaval.

A las 11 de la noche del día más viejo del año,  se sortean las parejas de mozos y mozas, todos solteros y solteras y mayores de 15 años, metiendo en un sombrero papelitos con los nombres. 'Entre los que quedan en 'cantaru', es decir, desparejados, se elige el Guirria. Sólo nosotros sabemos quién es', nos explica Pedro Santos, uno de los organizadores.

Su identidad permanece anónima bajo una máscara blanca con largas barbas negras, ataviado con la genuina indumentaria del guirria: capirote a rayas, traje azul y naranja, un largo báculo para saltar y brincar y un zurrón lleno de cenizas que no dudará en echar sobre aquellos que obstaculicen su objetivo durante el día.

Así en este concejo asturiano recibe al año nuevo con el Guirria, un personaje transgresor en forma de trasgo besucón y bailarín que divierte a los más pequeños con trastadas.

A mediodía de Año Nuevo, después de misa, todos los mozos aguinalderos se concentran con sus caballos engalanados en la Fuente de la Magdalena esperando a ese curioso personaje, enigmático, mitológico, relacionado con el Antroxu (Carnaval) y las fiestas romanas.

Ataviado con su inconfundible vestimenta, persigue, achucha, besar e incluso colándose en sus casas por la ventana, con impunidad a todas las mozas con las que se cruce desde Beleño a Cainava y viceversa. La chica que se lo niegue recibirá una lluvia de cenizas, y dicen las ponguetas más sabias, por ser las más viejas, que es seña de infertilidad y otros males.

También piden el aguinaldo casa por casa cantando: 'Pase feliz Año Nuevo / toda esta vecindad, / nosotros les deseamos /salud y prosperidad'.

Saludan a los lugareños, celebrando con canciones el nuevo año. A los más pequeños los vecinos los convidan con dulces y a los mozos con bebida, comida y dinero, el aguinaldo, con el que celebrarán esa misma noche una cena para los más pequeños del lugar. En la noche del 5 de enero, víspera de Reyes, se lleva a cabo la cena de los mayores.

El Guirria salta, brinca, alborota y tiene la facultad de cumplir su santa voluntad. Y es bien recibido. Muy pocas chicas se resisten a su beso, con lo cual se ahorran recibir una lluvia de cenizas. Otra cosa podía suceder en tiempos pasados, cuando las transgresiones eran transgresiones, y las normas, normas.

Como también otro era el significado del emparejamiento llevado a cabo en Nochevieja: las parejas así formadas comparten regalo, cena y al menos un par de piezas, obligatoriamente, en la verbena del Guirria, el 5 de enero. Lo que suceda después ya es cosa suya.

Fuente: Ana Zapico / lne.es

El guirria no es humano, es mitad genio, mitad diablo, antroxu y saltimbanqui a la vez. Tiene el poder, durante el primer día del nuevo de año, de hacer y deshacer a su antojo, en una celebración que recuerda el espíritu de los Carnavales. Aunque con una notable diferencia. En San Juan de Beleño el único enmascarado en la jornada de Año Nuevo es el guirria. Es su día.

Arropado por una veintena de jóvenes solteros a caballo y una docena de niños a burro, visitan las casas de la zona pidiendo el aguinaldo, saludando a los lugareños, celebrando con canciones el nuevo año. A los más pequeños los vecinos los convidan con dulces y a los mozos con bebida, comida y dinero, el aguinaldo, con el que celebrarán esa misma noche una cena para los más pequeños del lugar. En la noche del 5 de enero, víspera de Reyes, se lleva a cabo la cena de los mayores.

Se desconoce a cuándo se remonta tan ancestral tradición del oriente asturiano, al parecer de origen prerromano, y en su día extendida por toda la cornisa cantábrica, desde Galicia al País Vasco, pero lo que sí se sabe es que en pleno siglo XXI apenas se conservan sus vestigios en unos pocos puntos repartidos por la geografía y en el que son utilizados distintas nomenclaturas, atuendos y fechas de celebración.

Hay quien dice que recibir un beso del guirria y la visita de los aguinalderos trae suerte o prosperidad de cara a los 364 días venideros. Lo que sí recuerdan las ponguetas con muchos años a sus espaldas es que hubo guirrias en el pasado que «sembraron el terror entre las vecinas de la zona», desmayos incluidos por el impacto de su presencia, y los métodos poco ortodoxos para conseguir los besos de las más decentes muchachas de aquel entonces.

Y es que el guirria nunca escatimó en trucos para colarse en las casas del lugar, aunque fuera tirando abajo puertas o rompiendo ventanas. En este caso, el fin justifica los medios y la encarnación del guirria disfruta del privilegio de la impunidad, aunque sea por unas horas.

Otra tradición de carácter «romántico» acompaña desde antiguo a esta festividad. En la noche más vieja del año, además de elegir al joven que encarnará al guirria, el azar 'liga' a los solteros y a las solteras del lugar. Se escriben sus nombres en papeles que se van sacando, de dos en dos, formando 'posibles parejas'. La tradición manda que el chico le haga un regalo a la chica y que éste la invite a una merienda o cena en los días próximos, además de bailar 'al menos dos pieces' en la verbena de clausura de la festividad del Guirria y del Aguinaldo.

• Álbum de elfielato.es - Año 2019